"Tengo la gran suerte de ser profesor de ciencias en secundaria, lo que, además de permitirme estar en contacto con gente joven como tú, Nicolás, me obliga a mantener la mente bien despierta. Los profesores pretendemos que nuestro mensaje llegue a los cerebros de los alumnos con la menor distorsión posible. Eso se consigue con una doble estrategia. Por un lado, se trata de captar vuestra atención durante la mayor parte del tiempo, y para ello es necesario transmitir la propia pasión por lo que uno enseña. Por otro, se hace necesario en muchas ocasiones presentar la información desde ángulos que nunca antes habíamos tenido en cuenta."
En el primer capítulo, “Las palabras de la ciencia”, hago un repaso a las relaciones entre la ciencia y el idioma, ya que conocemos los logros de aquélla gracias a éste y muchas de las palabras de la calle forman parte del mundo de la ciencia. En “¿Qué es la ciencia?”, abordo específicamente lo que se ha dado en llamar el método científico, es decir, el proceso lógico que conduce desde el planteamiento de un problema hasta el establecimiento de una ley científica. En el tercer capítulo, “El alma de la ciencia”, una vez asumido que la medición es el proceso principal del método científico, planteo el acierto del establecimiento del Sistema Internacional de Unidades e intento que se comprendan las principales magnitudes. Una de las unidades básicas del Sistema Internacional la dejo para el capítulo siguiente, “Cuenta con el mol”, ya que mi experiencia docente me ha enseñado que es uno de los conceptos que a los alumnos de secundaria más os cuesta captar. Ello me dio la idea de dedicar un capítulo a otro de los conceptos que tradicionalmente plantea dificultades a alumnos como tú, en este caso por su abstracción: el capítulo quinto, “Infinito es mucho”. En “Lo ves o no lo ves” pretendo motivarte para que cuando estés leyendo un texto científico —o, simplemente, un libro de texto— visualices lo que se te presenta: no solo lo conocerás con más exactitud, sino que, en muchos casos, te sorprenderá. El capítulo séptimo, “Evita problemas”, es quizás el más específico para los estudiantes. Como su título indica, consiste en una serie de consejos que pretenden facilitar la resolución de los problemas y ejercicios que acompañan a vuestro aprendizaje de las ciencias, por lo que quien no sea estudiante muy bien puede prescindir de él. Sin embargo, sí que recomiendo a todos la lectura del capítulo siguiente, “Incultura científica, simplemente incultura”, donde hago un repaso de algunos efectos que tiene la ignorancia de las ciencias tanto sobre la sociedad como sobre el individuo. Finalmente, el capítulo noveno, “Una invitación a la ciencia”, pretende sobre todo, Nicolás, que no olvides que la ciencia nos proporciona una forma de pensar racional, que modifica nuestro mundo a pasos agigantados y que, además, es bella.
Y estos días estoy disfrutando mucho en el Torreón de la Física. Julio Güémez nos está impartiendo un curso sobre la metodología experimental que se sigue allí para enseñar física y química a los chicos/as que acuden al Torreón. ES genial ver continuamente experimentos que tienen una base teórica infalible. Suele ocurrir que la intuición nos falla y lo que esperamos que ocurra en un experimentos se viene abajo y ocurre algo totalmente diferente, lo curioso es que después siempre hay una explicación precisa, matemática para aquello que nos sorprendió.....